Aprovechando la festividad no religiosa del 1 de mayo, hicimos un escapadita a Donostia, ciudad vecina pero desconocida para mí. El tiempo fue estupendo, lo cual animó a la gente, que se echo a la calle, y también al Aquarium, que por momentos parecía más una excursión de tiernos infantes de primaria.
Mereció la pena. Fotos a continuación.